PÁGINA OFICIAL DE MARIA PAZ BLANCO – PSICÓLOGA – AUTORA BEST SELLER – CONFERENCISTA

COACHING Y PSICOLOGÍA, LIFESTYLE

💔 Día del Padre: crecer con un padre ausente

Se acerca el Día del Padre, y mientras muchos celebran con gratitud la presencia de esa figura en sus vidas, otros experimentan emociones más complejas. Porque no todos crecimos con un padre presente. No todos tenemos recuerdos cálidos. No todos sentimos ese “lugar seguro” del que muchos hablan… Al menos yo no lo sentí.

Crecer con un padre ausente deja huellas.


Algunas son evidentes: heridas abiertas que sabes nombrar.
Otras, en cambio, se esconden en los pliegues de la personalidad, disfrazadas de fortalezas que en realidad son mecanismos de defensa. Puede adquirir distintos matices.

 

¿Qué es un padre ausente?

Cuando hablamos de padres ausentes, muchas veces la imagen que surge es la del abandono físico: un padre que se fue, que no volvió, que no cumplió con sus responsabilidades.
Pero hay otra forma de ausencia, más silenciosa y más común de lo que creemos: la ausencia emocional.

Un padre puede estar todos los días en casa. Puede proveer alimento, techo, educación y estabilidad económica. Puede cumplir con lo “esperado” desde lo material y funcional.
Y sin embargo, puede ser profundamente ausente en lo emocional.

¿Qué significa esto?
Que no hay conexión afectiva.
Que no hay validación emocional.
Que no hay disponibilidad para acompañar los procesos internos del hijo.
Que el niño crece sin sentirse visto, comprendido o realmente importante para su figura paterna.

🧠 Desde la psicología, esto tiene un impacto profundo

Los niños no solo necesitan protección física. Necesitan presencia emocional:
un padre que escuche sin minimizar,
que abrace sin condiciones,
que sostenga cuando hay miedo,
que acompañe desde el corazón, no solo desde el deber.

Cuando esto falta, el niño suele desarrollar estrategias para sobrevivir emocionalmente:

  • Se vuelve complaciente, hiperresponsable, temeroso de decepcionar.

  • O por el contrario, se rebela, desconectándose de sus emociones y necesidades reales.

  • En muchos casos, se instala una herida de desvalorización: “si no me mira, si no me escucha, si no se interesa por mí… ¿será que no valgo?”

Esta herida puede acompañarnos toda la vida si no es reconocida y trabajada conscientemente.

Y en la vida adulta esas estrategias de supervivencia emocional se vuelven patrones inconscientes.
Patrones que nos alejan de nosotras mismas, que sabotean nuestras relaciones, que nos hacen repetir la herida original una y otra vez, sin entender por qué.

🔹 La persona complaciente se transforma en alguien que vive para agradar, que necesita la aprobación externa para sentirse válida, que tiene miedo de poner límites por temor a ser rechazada. Cuida tanto a los demás que se olvida de sí misma.

🔹 La persona que se desconectó de sus emociones puede volverse muy independiente, racional, incluso exitosa… pero le cuesta intimar, mostrarse vulnerable, confiar. Tiene el cuerpo blindado y el corazón en pausa.

🔹 En ambos casos, la raíz es la misma: una infancia donde el amor fue incierto, condicionado o simplemente inaccesible.

Por eso, muchas veces en terapia o en procesos de coaching emocional, el camino no es “mejorar la autoestima” desde la superficie, sino reconocer esa ausencia y comenzar a repararla desde adentro.

Porque tú no tienes la culpa de la infancia que viviste,
pero sí tienes la responsabilidad —y el poder— de cuidar a la adulta que hoy eres.
De dejar de exigirte lo que no recibiste.
De convertirte en tu propio sostén.
Y desde ahí, permitirte construir vínculos sanos, libres, seguros.

🔍 ¿Por qué algunos padres no logran vincularse emocionalmente?

La respuesta rara vez es simple.
Muchos de estos padres cargan con sus propias heridas no sanadas. Tal vez fueron criados en entornos donde no se expresaban emociones. Quizás fueron exigidos para “ser fuertes” y aprendieron que vulnerabilidad es debilidad. Tal vez nunca recibieron el tipo de amor que ahora se les demanda dar.

Eso no los exime de responsabilidad, pero sí nos permite mirar la situación desde un lugar más compasivo: la ausencia emocional no siempre es maldad. A veces es ignorancia emocional. O incapacidad no trabajada.

🌱 ¿Y ahora qué?

Reconocer que no tuviste un padre emocionalmente disponible puede doler. Pero también puede ser el primer paso hacia tu propia reparación.
Entenderlo te libera de seguir repitiendo ese vacío, ya sea contigo misma o con tus vínculos actuales.

Y si eres madre —como muchas lectoras de este espacio—, esto te da una oportunidad aún más profunda: cortar con ese patrón y ofrecer a tus hijos lo que a ti te faltó.
Desde tu conciencia, puedes transformar la herida en semilla.

🧠 ¿Cómo impacta esto en nuestra vida adulta?

Desde la psicología sabemos que la figura paterna cumple un rol fundamental en la construcción de la identidad, la seguridad personal y la forma en que nos relacionamos con el mundo. No se trata de culpas, sino de comprender.
Comprender que si hoy te cuesta poner límites, confiar en ti, o sentirte suficiente… no es porque estés rota. Es porque hay un vacío que intenta ser llenado,  sanado.

Pero hay algo poderoso: el amor que no recibiste puede transformarse en amor propio. SIEMPRE
El padre que no estuvo puede volverse un punto de partida para construirte a ti misma con más fuerza y más conciencia.
No como una herida abierta, sino como una elección:

La de cuidar a tu niña interna como hubieras necesitado que lo hicieran.
La de darte la voz, el reconocimiento y el permiso que antes no tuviste.

La de cuidarte y darte a ti misma lo que siempre esperaste afuera.

🌱 ¿Qué hacer en este Día del Padre si tu historia es de ausencia?

 

  1. Valida lo que sientes.
    No minimices tu experiencia. No todos los vínculos se celebran, algunos se duelen. Y eso también es válido.

  2. Permítete sentir sin juicio.
    Puede haber tristeza, enojo, nostalgia o confusión. Honra cada emoción como parte de tu proceso.

  3. Haz un cierre simbólico.
    Puedes escribirle una carta a ese padre que no estuvo. No para entregársela, sino para liberar lo que callaste.

  4. Reconstruye tu narrativa.
    Tú no eres la ausencia que viviste. Eres la fuerza con la que creciste.
    Y hoy puedes elegir qué tipo de presencia quieres ser: contigo misma, con tus hijos, con tus parejas, con el mundo.

 

🌿 ¿Acercarse?

Si tu padre está vivo pero fue emocionalmente ausente, surge una pregunta incómoda pero natural: ¿Vale la pena acercarse? ¿Es posible reconstruir ese vínculo?

Y la respuesta, aunque no es única, nace de un lugar muy íntimo: tu necesidad emocional actual, y no del deber ni la culpa.
Acercarse no es una obligación, es una elección. Y como toda elección, merece conciencia.

Porque no se trata de “perdonar porque sí” o de reescribir la historia desde la negación. Se trata de revisar qué papel juega hoy tu padre en tu vida, qué parte de ti anhela sanar esa herida a través del encuentro… y qué parte necesita poner límites para proteger tu paz.

 

🤍 Acercarse puede ser un acto de sanación… o de cierre

Acercarte a un padre que estuvo ausente puede abrir la puerta a conversaciones pendientes, a verdades que nunca se dijeron, a silencios que se pueden llenar de sentido. Pero también puede confirmar que ese padre no está disponible emocionalmente… y que el camino no es hacia él, sino hacia ti.

Ambos escenarios pueden ser reparadores, si los transitas desde tu adultez emocional y no desde la expectativa infantil.

👉 Acercarte no garantiza el vínculo, pero sí puede ofrecerte comprensión.
👉 No se trata de recibir todo lo que no te dio, sino de entender por qué no lo hizo… y decidir qué haces tú con esa parte de la historia.

Y si no hay apertura del otro lado —o si ese padre no está listo para mirar la historia con la misma honestidad que tú— entonces puedes elegir acercarte simbólicamente. A través de una carta que nunca envíes, de una meditación, de una conversación interna donde sueltas lo que ya no deseas cargar y llegó momento de liberar.

Y algo importante…

💛 Sanar no siempre es reencontrarte con él…

A veces es reconocerte tú como tu propia figura paterna interna.
Ser esa presencia que te sostiene, que te valida, que te guía.
Ser tú quien te dice: “Estoy aquí. No te dejo. Cuentas conmigo.”

Y desde ahí, desde esa fuerza nueva que nace del dolor transformado, podrás decidir si te acercas… no por lo que esperas recibir, sino por lo que estás lista para dar, sin traicionarte a ti.

Por tanto:

Este Día del Padre no tiene que ser una fecha de dolor.
Puede ser una oportunidad para mirarte con más compasión, para honrar tu historia… y para elegir conscientemente cómo continuarla.

💛
Si necesitas apoyo para trabajar en estas heridas, estoy aquí para acompañarte. En mis sesiones de Life Coaching abordamos estos temas con respeto, cuidado y herramientas profundas para sanar desde la raíz.

Con amor,

María Paz

💌 Comparte este post con quien necesite leerlo hoy 

Suscríbete a nuestro newsletter

y sé la primera persona en recibir nuestras noticias y novedades.

Compartir

INSTAGRAM

Últimos posts

COACHING Y PSICOLOGÍA, LIFESTYLE

💔 Día del Padre: crecer con un padre ausente

Se acerca el Día del Padre, y mientras muchos celebran con gratitud la presencia de esa figura en sus vidas,...

Autor :María Paz Blanco

COACHING Y PSICOLOGÍA, LIFESTYLE

“No estoy rota, estoy reencontrándome”: 3 herramientas para volver a ti cuando sientes que todo se desordena

Hay días en que todo se tambalea. En que no reconoces tu reflejo, en que tus emociones están revueltas y...

COACHING Y PSICOLOGÍA, LIFESTYLE

Autoafirmación: aprender a validarte a ti misma primero

Hay momentos en la vida en los que sentimos que necesitamos la mirada de otro para sentirnos seguras. Que si...

Las cookies nos permiten ofrecer nuestros servicios. Al utilizar nuestros servicios, aceptas el uso que hacemos de las cookies. Más información.

¡Bienvenida a tu espacio
de transformación!

Suscríbete y recibe contenido exclusivo sobre crecimiento personal, herramientas prácticas para potenciar tu vida y las últimas novedades de mis programas transformacionales.

El cambio que buscas comienza aquí.
Únete hoy.