En algún momento todos hemos vivido esa extraña sensación de “simplemente saber”.
Saber que algo era correcto sin tener argumentos.
Saber que ese camino, esa persona o esa decisión era para nosotros… incluso cuando la lógica apuntaba a otro lado.
A eso lo llamamos intuición.
Y aunque durante años fue vista como algo mágico, irracional o incluso fantasioso, hoy la ciencia comienza a iluminarla con una nueva comprensión: la intuición no es un capricho de la imaginación, sino una forma más profunda de inteligencia humana.
Cuando el cuerpo sabe antes que la mente
Investigaciones del HeartMath Institute han mostrado que el corazón tiene un sistema nervioso propio con más de 40.000 neuronas sensoriales. Este “cerebro del corazón” procesa información emocional y energética… y se comunica directamente con el cerebro.
Lo sorprendente es que esa comunicación no es unidireccional:
el corazón influye en las decisiones, la creatividad, la claridad mental e incluso en nuestra capacidad de percibir el entorno.
Y hay más: en experimentos de anticipación emocional, las respuestas fisiológicas del cuerpo (como variaciones en el ritmo cardiaco) detectan estímulos emocionales varios segundos antes de que estos aparezcan.
Es decir, el cuerpo reacciona antes de que la mente vea.
La intuición no es magia.
Es información que llega por una vía distinta a la lógica.
El corazón como instrumento de sabiduría
Cuando estamos ansiosos, estresados o desconectados, la señal que el corazón envía al cerebro es caótica.
Pero cuando estamos en calma, presentes y centrados, el corazón entra en un estado llamado coherencia cardíaca.
En ese estado, la mente se aclara, el pensamiento se vuelve más creativo y la intuición emerge con mucha más fuerza.
No se trata de hacer a un lado la razón, sino de permitir que la razón se complemente con algo mayor.
Podemos decirlo así:
La mente calcula.
El corazón comprende.
Y cuando ambas voces caminan juntas, la vida fluye con una naturalidad que a veces asombra.
Cómo reconocer una intuición auténtica
La intuición tiene un lenguaje muy claro, pero muchas veces lo ignoramos por miedo, duda o excesivo análisis.
Estas señales pueden ayudarte a reconocerla:
- Se siente como expansión en el pecho, no como presión.
- Produce paz, incluso si la decisión da vértigo.
- Viene en forma de claridad, no de urgencia.
- No necesita convencer: simplemente sabes.
A veces la intuición llega como una idea suave, otras veces como una certeza rotunda… y otras como una incomodidad persistente que te indica que algo no está bien.
Lo cierto es que la vida siempre nos habla, pero cada uno debe aprender a escuchar.
Volver a confiar en esa voz interior
No nacemos desconectados de la intuición.
La perdemos en el camino porque nos enseñan a priorizar la aprobación sobre la autenticidad, la lógica sobre la sabiduría interna.
Recuperar la intuición no es aprender algo nuevo,
sino recordar algo que siempre estuvo dentro.
Si hoy estás frente a una decisión importante o si la vida te pide un cambio que aún no logras explicar con palabras, haz este ejercicio:
- Coloca una mano en tu corazón.
- Respira lento, sin prisa.
- Pregúntate:
¿Esta decisión expande mi ser… o lo contrae?
Tu cuerpo no sabe mentir.
Tu corazón no negocia con la verdad.
Cuando la intuición habla, la vida se organiza alrededor de esa decisión.
Creer para escuchar
La intuición florece cuando confiamos,
se apaga cuando dudamos de nuestro propio valor.
Por eso, fortalecer la intuición es también fortalecer la creencia en uno mismo y en la vida.
Cuando empiezas a creer —en tu historia, en tu propósito, en tu capacidad de crear realidad— la intuición deja de ser un susurro y se vuelve un guía.
Y esa es una de las ideas centrales de mi libro El Poder de Creer:
que la vida cambia no cuando tenemos todas las respuestas, sino cuando confiamos lo suficiente para dar el siguiente paso.
Si estás en un momento de transición, de búsqueda o de despertar interior, este libro puede acompañarte profundamente en ese proceso.
📖 Mi nuevo libro El Poder de Creer ya está disponible.
Te va a dar herramientas para volver a ti, para escuchar tu sabiduría interna y para confiar en que la vida tiene mucho más para entregarte de lo que imaginas.
Porque el poder de creer no cambia las circunstancias de la noche a la mañana…
cambia a la persona que las atraviesa.
Y cuando tú cambias por dentro, tu vida cambia por fuera.
Con cariño. ✨
María Paz



