PÁGINA OFICIAL DE MARIA PAZ BLANCO – PSICÓLOGA – AUTORA BEST SELLER – CONFERENCISTA

Cómo atravesar emociones incómodas sin reprimirlas 💫

Hay días en que nos sentimos tristes, frustradas, enojadas, vacías o simplemente incómodas sin saber bien por qué. Y aunque la tendencia natural suele ser “tapar”, distraerse o minimizar lo que sentimos, las emociones incómodas también vienen a decirnos algo.

Aprender a atravesarlas, sin reprimirlas ni dejar que nos dominen, es un acto profundo de amor propio y autoconocimiento.

🌊 Las emociones son mensajeras, no enemigas

Sentir miedo, rabia, ansiedad o tristeza no significa que estás rota o que estás fallando. Significa que estás viva, sensible y conectada con tu experiencia humana.

Cada emoción —por más incómoda que sea— cumple una función. El miedo te protege, la rabia te marca límites, la tristeza te muestra lo que valoras, y la ansiedad te recuerda que algo necesita atención.

El problema no está en sentirlas, sino en quedarnos atrapadas en ellas o, por el contrario, reprimirlas por completo.


💭 ¿Qué pasa cuando reprimes lo que sientes?

Reprimir no es lo mismo que gestionar. Reprimir es negar, esconder o ignorar una emoción. Y eso, tarde o temprano, se manifiesta en el cuerpo, en tus vínculos o en decisiones que no te hacen bien.

Lo que no se expresa se estanca.
Y lo que se estanca, pesa.

Aprender a darle espacio a lo que sientes, aunque duela, es lo que te permite liberarlo.


🌱 5 pasos para atravesar emociones incómodas de forma sana

1. Nómbrala sin juicio

Pregúntate: ¿qué estoy sintiendo? ¿Qué nombre tiene esto? Ponerle palabras a lo que sientes ya es un acto de presencia y compasión.

2. Permítete sentir sin apurarte a resolver

No intentes “sacártelo de encima”. A veces solo necesitas unos minutos para respirar con eso, sentirlo y dejar que se exprese.

3. Escucha lo que esa emoción quiere mostrarte

Pregúntale a tu emoción: ¿qué vienes a decirme? ¿Qué parte de necesita cuidado, expresión o cambio?

4. Cuida tu diálogo interno

Evita frases como “no debería sentir esto” o “estoy exagerando”. Lo que sientes es válido. Habla contigo como lo harías con una amiga querida.

5. Elige cómo actuar desde la conciencia, no desde la reacción

Sentir no es lo mismo que actuar impulsivamente. Una vez que validas tu emoción, puedes elegir cómo responder, con calma y responsabilidad.


Sentir es parte de sanar

Atravesar emociones incómodas no te debilita: te vuelve más consciente, más humana y más entera.
No necesitas estar bien todo el tiempo para estar en tu camino de crecimiento. A veces, lo más sanador es permitirte sentir lo que necesitas sentir.


🤝 Si necesitas un espacio seguro para transitar tus emociones…

Estoy aquí para acompañarte. En mis sesiones de coaching de vida, te ayudo a mirar hacia adentro, a darle un lugar a lo que sientes y a transformarlo en una guía para tu bienestar. Juntas podemos convertir esas emociones en claridad, fortaleza y acción.

💌 Agenda tu sesión o conoce más aquí: LIFE COACHING ONLINE


🌸 ¿Te ayudó esta nota? Compártela con otra mujer

Quizás alguien necesita estas palabras tanto como tú. A veces, un gesto simple puede ser el alivio o el impulso que otra está esperando. Que esta nota llegue donde tenga que llegar. 💛

Un abrazo cariñoso,

María Paz

💔 Día del Padre: crecer con un padre ausente

Se acerca el Día del Padre, y mientras muchos celebran con gratitud la presencia de esa figura en sus vidas, otros experimentan emociones más complejas. Porque no todos crecimos con un padre presente. No todos tenemos recuerdos cálidos. No todos sentimos ese “lugar seguro” del que muchos hablan… Al menos yo no lo sentí.

Crecer con un padre ausente deja huellas.


Algunas son evidentes: heridas abiertas que sabes nombrar.
Otras, en cambio, se esconden en los pliegues de la personalidad, disfrazadas de fortalezas que en realidad son mecanismos de defensa. Puede adquirir distintos matices.

 

¿Qué es un padre ausente?

Cuando hablamos de padres ausentes, muchas veces la imagen que surge es la del abandono físico: un padre que se fue, que no volvió, que no cumplió con sus responsabilidades.
Pero hay otra forma de ausencia, más silenciosa y más común de lo que creemos: la ausencia emocional.

Un padre puede estar todos los días en casa. Puede proveer alimento, techo, educación y estabilidad económica. Puede cumplir con lo “esperado” desde lo material y funcional.
Y sin embargo, puede ser profundamente ausente en lo emocional.

¿Qué significa esto?
Que no hay conexión afectiva.
Que no hay validación emocional.
Que no hay disponibilidad para acompañar los procesos internos del hijo.
Que el niño crece sin sentirse visto, comprendido o realmente importante para su figura paterna.

🧠 Desde la psicología, esto tiene un impacto profundo

Los niños no solo necesitan protección física. Necesitan presencia emocional:
un padre que escuche sin minimizar,
que abrace sin condiciones,
que sostenga cuando hay miedo,
que acompañe desde el corazón, no solo desde el deber.

Cuando esto falta, el niño suele desarrollar estrategias para sobrevivir emocionalmente:

  • Se vuelve complaciente, hiperresponsable, temeroso de decepcionar.

  • O por el contrario, se rebela, desconectándose de sus emociones y necesidades reales.

  • En muchos casos, se instala una herida de desvalorización: “si no me mira, si no me escucha, si no se interesa por mí… ¿será que no valgo?”

Esta herida puede acompañarnos toda la vida si no es reconocida y trabajada conscientemente.

Y en la vida adulta esas estrategias de supervivencia emocional se vuelven patrones inconscientes.
Patrones que nos alejan de nosotras mismas, que sabotean nuestras relaciones, que nos hacen repetir la herida original una y otra vez, sin entender por qué.

🔹 La persona complaciente se transforma en alguien que vive para agradar, que necesita la aprobación externa para sentirse válida, que tiene miedo de poner límites por temor a ser rechazada. Cuida tanto a los demás que se olvida de sí misma.

🔹 La persona que se desconectó de sus emociones puede volverse muy independiente, racional, incluso exitosa… pero le cuesta intimar, mostrarse vulnerable, confiar. Tiene el cuerpo blindado y el corazón en pausa.

🔹 En ambos casos, la raíz es la misma: una infancia donde el amor fue incierto, condicionado o simplemente inaccesible.

Por eso, muchas veces en terapia o en procesos de coaching emocional, el camino no es “mejorar la autoestima” desde la superficie, sino reconocer esa ausencia y comenzar a repararla desde adentro.

Porque tú no tienes la culpa de la infancia que viviste,
pero sí tienes la responsabilidad —y el poder— de cuidar a la adulta que hoy eres.
De dejar de exigirte lo que no recibiste.
De convertirte en tu propio sostén.
Y desde ahí, permitirte construir vínculos sanos, libres, seguros.

🔍 ¿Por qué algunos padres no logran vincularse emocionalmente?

La respuesta rara vez es simple.
Muchos de estos padres cargan con sus propias heridas no sanadas. Tal vez fueron criados en entornos donde no se expresaban emociones. Quizás fueron exigidos para “ser fuertes” y aprendieron que vulnerabilidad es debilidad. Tal vez nunca recibieron el tipo de amor que ahora se les demanda dar.

Eso no los exime de responsabilidad, pero sí nos permite mirar la situación desde un lugar más compasivo: la ausencia emocional no siempre es maldad. A veces es ignorancia emocional. O incapacidad no trabajada.

🌱 ¿Y ahora qué?

Reconocer que no tuviste un padre emocionalmente disponible puede doler. Pero también puede ser el primer paso hacia tu propia reparación.
Entenderlo te libera de seguir repitiendo ese vacío, ya sea contigo misma o con tus vínculos actuales.

Y si eres madre —como muchas lectoras de este espacio—, esto te da una oportunidad aún más profunda: cortar con ese patrón y ofrecer a tus hijos lo que a ti te faltó.
Desde tu conciencia, puedes transformar la herida en semilla.

🧠 ¿Cómo impacta esto en nuestra vida adulta?

Desde la psicología sabemos que la figura paterna cumple un rol fundamental en la construcción de la identidad, la seguridad personal y la forma en que nos relacionamos con el mundo. No se trata de culpas, sino de comprender.
Comprender que si hoy te cuesta poner límites, confiar en ti, o sentirte suficiente… no es porque estés rota. Es porque hay un vacío que intenta ser llenado,  sanado.

Pero hay algo poderoso: el amor que no recibiste puede transformarse en amor propio. SIEMPRE
El padre que no estuvo puede volverse un punto de partida para construirte a ti misma con más fuerza y más conciencia.
No como una herida abierta, sino como una elección:

La de cuidar a tu niña interna como hubieras necesitado que lo hicieran.
La de darte la voz, el reconocimiento y el permiso que antes no tuviste.

La de cuidarte y darte a ti misma lo que siempre esperaste afuera.

🌱 ¿Qué hacer en este Día del Padre si tu historia es de ausencia?

 

  1. Valida lo que sientes.
    No minimices tu experiencia. No todos los vínculos se celebran, algunos se duelen. Y eso también es válido.

  2. Permítete sentir sin juicio.
    Puede haber tristeza, enojo, nostalgia o confusión. Honra cada emoción como parte de tu proceso.

  3. Haz un cierre simbólico.
    Puedes escribirle una carta a ese padre que no estuvo. No para entregársela, sino para liberar lo que callaste.

  4. Reconstruye tu narrativa.
    Tú no eres la ausencia que viviste. Eres la fuerza con la que creciste.
    Y hoy puedes elegir qué tipo de presencia quieres ser: contigo misma, con tus hijos, con tus parejas, con el mundo.

 

🌿 ¿Acercarse?

Si tu padre está vivo pero fue emocionalmente ausente, surge una pregunta incómoda pero natural: ¿Vale la pena acercarse? ¿Es posible reconstruir ese vínculo?

Y la respuesta, aunque no es única, nace de un lugar muy íntimo: tu necesidad emocional actual, y no del deber ni la culpa.
Acercarse no es una obligación, es una elección. Y como toda elección, merece conciencia.

Porque no se trata de “perdonar porque sí” o de reescribir la historia desde la negación. Se trata de revisar qué papel juega hoy tu padre en tu vida, qué parte de ti anhela sanar esa herida a través del encuentro… y qué parte necesita poner límites para proteger tu paz.

 

🤍 Acercarse puede ser un acto de sanación… o de cierre

Acercarte a un padre que estuvo ausente puede abrir la puerta a conversaciones pendientes, a verdades que nunca se dijeron, a silencios que se pueden llenar de sentido. Pero también puede confirmar que ese padre no está disponible emocionalmente… y que el camino no es hacia él, sino hacia ti.

Ambos escenarios pueden ser reparadores, si los transitas desde tu adultez emocional y no desde la expectativa infantil.

👉 Acercarte no garantiza el vínculo, pero sí puede ofrecerte comprensión.
👉 No se trata de recibir todo lo que no te dio, sino de entender por qué no lo hizo… y decidir qué haces tú con esa parte de la historia.

Y si no hay apertura del otro lado —o si ese padre no está listo para mirar la historia con la misma honestidad que tú— entonces puedes elegir acercarte simbólicamente. A través de una carta que nunca envíes, de una meditación, de una conversación interna donde sueltas lo que ya no deseas cargar y llegó momento de liberar.

Y algo importante…

💛 Sanar no siempre es reencontrarte con él…

A veces es reconocerte tú como tu propia figura paterna interna.
Ser esa presencia que te sostiene, que te valida, que te guía.
Ser tú quien te dice: “Estoy aquí. No te dejo. Cuentas conmigo.”

Y desde ahí, desde esa fuerza nueva que nace del dolor transformado, podrás decidir si te acercas… no por lo que esperas recibir, sino por lo que estás lista para dar, sin traicionarte a ti.

Por tanto:

Este Día del Padre no tiene que ser una fecha de dolor.
Puede ser una oportunidad para mirarte con más compasión, para honrar tu historia… y para elegir conscientemente cómo continuarla.

💛
Si necesitas apoyo para trabajar en estas heridas, estoy aquí para acompañarte. En mis sesiones de Life Coaching abordamos estos temas con respeto, cuidado y herramientas profundas para sanar desde la raíz.

Con amor,

María Paz

💌 Comparte este post con quien necesite leerlo hoy 

“No estoy rota, estoy reencontrándome”: 3 herramientas para volver a ti cuando sientes que todo se desordena

Hay días en que todo se tambalea. En que no reconoces tu reflejo, en que tus emociones están revueltas y tu mente no da tregua. Días en los que sientes que estás “fallando” por no poder con todo, por no ser tan fuerte como creías, por sentirte perdida incluso dentro de ti misma.

Pero… ¿y si no estás rota?
¿Y si lo que estás viviendo no es una caída, sino una transición sagrada?

Desde la psicología lo sabemos: las crisis no son un error ni un signo de debilidad. Son umbrales. Pasajes entre una versión antigua de ti —construida para sobrevivir— y una más auténtica, más libre, más alineada con lo que realmente eres. A veces, lo que se desmorona no es tu esencia, sino las capas que ya no te sostienen: las máscaras del deber, las exigencias heredadas, los automatismos que ya no resuenan con tu verdad.

Porque todo lo que no nace desde tu autenticidad… tarde o temprano se caerá. Y eso no es una pérdida: es una oportunidad de reconstruirte desde un lugar más honesto, más humano, más tú.

Hoy quiero compartirte 3 herramientas sencillas pero profundas para cuando sientas que necesitas regresar a ti:

1. La pausa consciente (detenerse para escucharte)

Tómate 5 minutos en completo silencio. Respira profundo. Pon tu mano sobre tu pecho y pregúntate:
¿Qué emoción hay en mí ahora mismo?
Nombrarla ya es empezar a sanar. La autoconciencia es el primer paso para reorganizar tu mundo interno.


2. Diario de autorreconocimiento

Cada noche, antes de dormir, escribe 3 cosas que hiciste bien hoy. No importa cuán pequeñas sean. Entrenar tu mente para ver tu luz es un acto diario de amor propio.
¿Cocinaste algo rico? ¿Acompañaste a alguien? ¿Te levantaste aunque no tenías ganas? Eso cuenta, y mucho.


3. Reescribe la narrativa

Piensa en el pensamiento más autocrítico que te repites cuando estás mal (por ejemplo: “nunca hago nada bien”). Ahora, reescríbelo desde la compasión:

“Estoy haciendo lo mejor que puedo con lo que tengo hoy. Y eso es suficiente.”
Este simple ejercicio activa nuevas rutas neuronales que fortalecen tu autoestima.

No tienes que tenerlo todo claro para empezar a sanar. Solo necesitas presencia, amabilidad y el permiso para ir paso a paso.

Y cuando parezca que estás perdiéndote… en realidad podrías estar reencontrándote con tu versión más auténtica.

Si hoy resuena contigo el deseo de reencontrarte, te invito a compartir este post con alguien que amas y a dar el siguiente paso.
En mis sesiones de life coaching 1:1, te acompaño con herramientas de psicología, neurociencia y amor propio para que transformes tu camino desde el interior.
Agenda tu primera sesión conmigo y comencemos juntas este nuevo capítulo. ¡Hay pocas vacantes abiertas! (Y se llenan muy rápido)

[Escríbeme aquí para más información ➝] YO QUIERO

Te espero con mucho amor en este maravilloso camino del reencuentro personal.

María Paz

_____________________________________________________________________

Una breve reseña sobre mí:

_____________________________________________________________________

También te podría interesar:

Mitad de año: un llamado a pausar y reflexionar

LEER AQUI

Autoafirmación: aprender a validarte a ti misma primero

Hay momentos en la vida en los que sentimos que necesitamos la mirada de otro para sentirnos seguras. Que si alguien no nos confirma que estamos haciendo las cosas bien, entonces dudamos. Nos cuestionamos. Nos invalidamos. Pero ¿qué pasaría si pudieras confiar más en tu propia voz que en la opinión ajena? ¿Qué pasaría si fueras tú misma quien te reconociera primero?

Eso es autoafirmación.
Y es uno de los caminos más profundos de amor propio.

🌿 ¿Qué significa realmente autoafirmarte?

Autoafirmarte no es gritar más fuerte ni imponerte. Tampoco se trata de estar a la defensiva. Es un acto íntimo y poderoso de reconocerte, validarte y respetarte. Significa decirte: “Estoy aquí para mí. Mi sentir tiene valor. Mi voz merece ser escuchada.”

Es dejar de mirar hacia afuera en busca de aprobación, y empezar a mirar hacia adentro con más honestidad y compasión.

 

👀 ¿Por qué muchas veces esperamos que otros nos validen?

Porque así crecimos.
Desde pequeñas, muchas fuimos educadas para agradar. Para no incomodar. Para ajustarnos a expectativas. Aprendimos a complacer, a adaptarnos, a postergarnos. Nos enseñaron que ser fuertes, claras o tener opiniones propias podía ser “mucho”. Que era mejor callar, sonreír, no causar conflicto.

Y sin darnos cuenta, empezamos a desconectarnos de nuestra verdad. A dudar de nuestras decisiones. A creer que el valor venía de afuera.

Pero vivir desde esa necesidad constante de aprobación nos desgasta, nos hace pequeñas y nos aleja de nosotras mismas.

🌸 ¿Cómo empezar a validarte desde dentro?

Aprender a autoafirmarte no es un proceso lineal. Requiere práctica, paciencia y mucha ternura contigo. Aquí te comparto pasos esenciales para comenzar:

1. Date permiso de sentir

Tu tristeza, tu rabia, tu alegría o tu duda… todo lo que sientes tiene derecho a existir. No lo minimices ni lo juzgues. Escucha lo que aparece sin querer justificarte ni “arreglarlo”. Sentir es humano. Validarte empieza por honrar tu experiencia emocional.

2. Repite afirmaciones que te fortalezcan

Usa frases que se conviertan en anclas internas:

“Mi voz importa.”
“Me reconozco, incluso cuando otros no lo hagan.”
“Tengo derecho a elegir lo que me hace bien.”

Estas afirmaciones, repetidas a diario, reeducan tu mente y refuerzan tu autoestima desde dentro.

3. Aprende a decir NO con amor

Cada vez que dices “sí” para no decepcionar a otros, pero te estás diciendo “no” a ti, te alejas de ti misma. Poner límites no te hace egoísta. Te hace íntegra. Validarte también implica cuidar tu energía, tu tiempo, tus prioridades.

4. Sostén tus decisiones con firmeza y flexibilidad

Habrá personas que no entiendan tu camino. Y está bien. La autoafirmación te permite avanzar incluso sin tener la aprobación de todos. Te invita a sostenerte con confianza, pero también con la capacidad de revisar tus pasos desde la conciencia, no desde el miedo.

5. Celebra tus logros, aunque sean invisibles para el mundo

No necesitas grandes reconocimientos para sentir orgullo. A veces, levantarte en un día difícil, poner un límite, pedir ayuda o elegirte ya es un triunfo. Apláudete tú. Abrázate tú. No esperes a que lo hagan los demás.

 

✨ Autoafirmarte es elegirte cada día

Validarte no es un acto aislado. Es una decisión diaria. Es recordar que tu valor no depende de cómo te vean los otros, sino de cómo decides verte tú. Que tu voz no necesita permiso para ser expresada. Que tu camino no tiene que ser aprobado para ser auténtico.

Cuando aprendes a sostenerte con amor y convicción, empiezas a caminar con más liviandad. Te liberas de la constante búsqueda de aprobación y comienzas a vivir con más coherencia, libertad y paz.

🌟 Pregúntate hoy:

  • ¿En qué situaciones me callo para no incomodar?
  • ¿Qué necesito escuchar de mí para sentirme en paz?
  • ¿Qué decisión estoy postergando por miedo al juicio?

Empieza por una. Escríbela. Obsérvala. Y respira.
El primer paso para validarte es darte espacio para ser.

💛 Mereces validarte. Mereces creer en ti.

Y yo estoy aquí para recordártelo cada vez que lo necesites.

 

¿Quieres acompañar este proceso con herramientas? Puedes comenzar con un desafío de gratitud, un espacio de coaching o simplemente darte permiso para escribir tu verdad cada día. Lo importante es que empieces. Por ti. Para ti.

Con amor,

María Paz

 

Comparte esta nota si resonó contigo. Tal vez alguien cerca de ti necesita escuchar estas palabras, recordar su valor o simplemente saber que no está sola. A veces, un mensaje compartido en el momento justo puede ser el inicio de una transformación. 💛

Lo que viene: cómo abrirte al segundo semestre con esperanza 🌟

Cuando el primer semestre del año llega a su fin, es natural hacer un balance de lo vivido y pensar en lo que viene. Pero, ¿cómo abrirte a la segunda mitad del año con una actitud de esperanza y propósito, sin cargar con las dudas o frustraciones que puedan haber quedado atrás?

La mitad del año puede ser el punto perfecto para reajustar el rumbo, pero, sobre todo, para cultivar la esperanza. No es solo sobre alcanzar metas, sino sobre sostener una visión positiva de lo que está por llegar, incluso si las circunstancias no siempre son ideales.

Aquí te comparto 5 recomendaciones que puedes empezar a practicar hoy mismo:

1. Haz espacio para la gratitud

La esperanza comienza desde la gratitud. Antes de proyectarte hacia el futuro, es fundamental que mires al pasado con aprecio por lo que has vivido y aprendido. Haz una lista de las pequeñas victorias de este semestre:

¿Qué lograste que te hizo sentir bien contigo misma? ¿Qué momentos de conexión o paz viviste? La gratitud te da una perspectiva más clara de lo que realmente importa y te prepara para avanzar con una mentalidad positiva.

2. Reconoce las emociones y deja ir lo que pesa

Es inevitable que algunos momentos del primer semestre hayan traído frustración, miedo o incertidumbre. Está bien reconocer estas emociones, pero no debes quedarte atrapada en ellas. Libérate de las cargas emocionales no resueltas. Puedes hacerlo con un ejercicio de escritura, liberando todo lo que sientes en papel, y luego quemarlo o guardarlo como símbolo de liberación. Deja ir lo que no te sirve para abrirte con ligereza a lo nuevo.

3. Establece una intención clara para el segundo semestre

Más allá de las metas, la intención es lo que nos da dirección. Si no sabes por dónde empezar, pregúntate:

¿Qué quiero cultivar en mi vida durante los próximos meses? Puede ser una intención de paz, de autoconocimiento, de conexión profunda con las personas que amas, o de crecimiento personal. Establecer esta intención te dará claridad y enfoque, guiando tus decisiones hacia lo que verdaderamente deseas.

 

4. Practica la flexibilidad y la paciencia

El segundo semestre, al igual que el primero, estará lleno de sorpresas. Algunas cosas saldrán como las planeas, otras no. Es importante practicar la flexibilidad, porque la vida es impredecible, y la esperanza no se trata de controlar todo, sino de mantener una actitud positiva a pesar de las incertidumbres. Aprende a adaptarte a las circunstancias con confianza y paciencia.

 

5. Rodéate de energía positiva

La esperanza se nutre de las personas y de los ambientes que elegimos. Rodéate de aquellos que te inspiran, te apoyan y te elevan. Haz un esfuerzo consciente por reducir las fuentes de negatividad en tu vida, ya sean personas, pensamientos o ambientes. Cuando el entorno se alinea con tu bienestar, se vuelve mucho más fácil mantener una visión positiva del futuro.

6. Celebra los pequeños logros

Al final del segundo semestre, tu camino estará marcado por los logros pequeños y grandes. La esperanza no solo se alimenta de los grandes hitos, sino de los pasos cotidianos. Celebra cada avance, cada momento de conexión y cada acción que te acerque a tu intención. Son estos momentos los que realmente crean la energía para seguir avanzando con esperanza y confianza.

Abrirse al segundo semestre con esperanza no es una promesa de que todo será perfecto. Es la decisión consciente de mantener una mentalidad positiva, flexible y enfocada en lo que realmente importa. La esperanza se construye todos los días con pequeñas acciones, pensamientos y decisiones que te alinean con lo que deseas.

La mitad del año es un recordatorio de que siempre estamos en constante transformación. ¡Te invito a que te abras a todo lo que está por venir con el corazón lleno de esperanza!

Con cariño,

María Paz

_____________________________________________________________________

💛 ¿Cómo podemos caminar juntas este 2025?

Este nuevo año está lleno de posibilidades, y si sientes que llegó tu momento de crecer, sanar o reconectar contigo, estoy aquí para acompañarte.
Aquí te comparto formas reales y profundas en que podemos encontrarnos:

1. 💫 Una conversación para ti

Agenda tu sesión de Coaching de Vida y abre un espacio para escucharte, entenderte y dar pasos claros hacia lo que anhelas.

2. 👱‍♀️ Reconecta con tu imagen

En el proceso de Coaching de Imagen Personal, trabajamos tu presencia externa desde una base emocional y auténtica. Porque cuando te sientes bien contigo, lo reflejas en cada gesto.

3. 🙌🏼 Comienza por agradecer

Transforma tu energía con un simple hábito diario. Únete al Desafío de Gratitud y empieza a ver la vida desde un nuevo lugar.

4. ❤️ Activa tu poder interior

Te invito a recorrer un viaje transformador con mi nuevo curso online: Despierta tu Poder Personal. Una guía práctica, amorosa y real para que tomes el timón de tu vida.

5. 📖 Lleva mi voz contigo

Si aún no lo has leído, mi libro El Poder de Quererte” puede acompañarte en esos momentos en que necesitas volver a ti.

 

Mitad de año: un llamado a pausar y reflexionar

El año avanza. Sin darnos cuenta, llegamos a junio. Y, aunque muchas veces seguimos corriendo hacia lo que viene, yo quiero invitarte a detenerte un momento. No para mirar con juicio lo que no hiciste o lo que crees que podrías haber hecho mejor, sino para respirar, mirar hacia adentro y reconectar con lo que verdaderamente importa para ti.

Este no es un punto final. Es una pausa consciente.

Llegar a la mitad del año no significa que “el tiempo se está acabando” o que hay que correr para cumplir lo que aún no has logrado. Al contrario: es una oportunidad valiosa para ajustar, reorientar y agradecer.

A veces, seguimos en automático. Cumplimos tareas, cumplimos roles… y nos desconectamos del propósito con el que comenzamos. Por eso, este es un momento perfecto para preguntarte con honestidad:

  • ¿Cómo me siento hoy con la persona que estoy siendo?

  • ¿Qué partes de necesitan cuidado, validación o descanso?

  • ¿Qué quiero soltar para vivir más ligera y en paz?

Reflexionar no es mirar atrás con culpa. Es mirar con conciencia.

Hacer una pausa a mitad de año no es hacer un juicio. Es observar. Es permitirte ver con compasión tu proceso, reconociendo tanto los avances como los tropiezos. Es darte permiso para redefinir el camino si es necesario, y recordar que estás a cargo de tu historia.

Hazte un regalo esta semana: encuentra un espacio para ti. Un cuaderno, una taza de té, diez minutos de silencio. Y hazte estas tres preguntas simples:

  1. ¿Qué de lo vivido en estos seis meses me llena el corazón?

  2. ¿Qué aprendí de en este tiempo?

  3. ¿Qué intención quiero sembrar para los meses que vienen?

Cuidarte mientras progresas…

La verdadera plenitud no está en cuántas metas cumpliste, sino en cómo te sientes contigo misma mientras las transitas. Si estás cansada, permítete descansar. Si necesitas volver a empezar, hazlo desde el amor. La mitad del año no es una meta. Es un puente hacia lo que quieres seguir construyendo.

Haz de esta pausa un ritual. Una oportunidad para escucharte sin prisa. Para reconectar con tu luz y tu verdad.

Gracias por estar aquí. Que este nuevo tramo del año te encuentre más conectada contigo, más liviana y con la certeza de que cada paso —incluso los más inciertos— también es parte del camino.

Un abrazo,

María Paz

¿Hace cuánto no te sientes bien con lo que llevas puesto?

Quizás no lo dices en voz alta, pero lo sientes cada mañana frente al clóset. Esa sensación de no saber qué ponerte, de no encontrar nada que te represente realmente. Tienes ropa, sí… pero poca conexión con ella. Compras por impulso, por ansiedad o simplemente por inercia. Y, aún así, te sigues sintiendo igual: desconectada de ti, nada te gusta y nada te identifica.

No es solo un tema de estilo. Es una expresión de algo más profundo.

Con los años he comprobado que lo que llevamos puesto no solo cubre nuestro cuerpo, también revela —con o sin palabras— cómo nos sentimos por dentro. Nuestra imagen externa es un reflejo directo de nuestro mundo interno, de nuestra autoestima, de cómo nos habitamos.

Por eso, mi enfoque va mucho más allá de lo estético. Como psicóloga especializada en autoestima y comportamiento humano, y formada en imagen personal en el London College of Fashion, he creado una metodología única que une el poder del autoconocimiento con herramientas prácticas de estilo. No se trata solo de “verse bien”, sino de reconocerse, reencontrarse, volver a casa.

Este proceso transforma desde adentro hacia afuera, y desde afuera hacia adentro. Llevo más de 11 años guiando a mujeres a reconectar con su esencia y proyectarla con autenticidad, combinando mi trabajo como Life Coach con un acompañamiento profundo y personalizado.

Los testimonios en mi página de Facebook Effortless Chic hablan por sí solos: cientos de clientas que hoy se sienten más libres, seguras y en coherencia con quienes son. Porque cuando una mujer se siente bien con lo que lleva puesto, algo cambia… y todo a su alrededor lo nota.

Es que es mi pasión que las mujeres se sientan bellas y realizadas por dentro y por fuera

Porque cuando te conoces, te reconoces. Y desde ahí, puedes vestirte desde un lugar de verdad, coherencia y poder personal.

¿Qué lograrás con este proceso?

  • Dejarás de comprar por ansiedad o por imitación ahorrando dinero

  • Puedes hacerlo desde la comodidad de tu casa o lugar de trabajo.
  • Aprenderás qué colores, cortes y prendas potencian tu cuerpo y tu energía.

  • Definirás un estilo propio alineado con tu identidad actual, no con quien fuiste ni con quien otros esperan que seas.

  • Puedes solicitar este servicio para un evento puntual.
  • Sentirás que tu imagen habla de ti, sin que tengas que explicar nada.

Y lo mejor: volverás a sentirte bien con lo que llevas puesto, lo que incrementa tu autoestima y seguridad.

Ofrezco este proceso en modalidad presencial en ciertos shoppings de Miami y Boca Raton como Personal Shopper y también en formato online para cualquier parte del mundo. Ya sea que quieras una asesoría puntual, un completo informe de imagen, renovar tu clóset con conciencia o iniciar un trabajo profundo de coaching e imagen, estaré encantada de acompañarte. Y lo mejor es que también lo puedes hacer en dupla con tu mejor amiga.

Este no es un cambio superficial. Es una forma de volver a ti. Y estás solo a un paso!

Puedes escribirme y agendar tu cita en mariapaz@mpblanco.com

*Vacantes limitadas.

Con cariño 
María Paz Blanco
Psicóloga – Life Coach – Experta en Imagen Personal
Autora de El Poder de Quererte

Cómo cultivar una empatía equilibrada sin caer en el autosacrificio

Ser empática no significa olvidarte de ti. Aprender a acompañar a otros sin absorber sus emociones ni descuidar tus propias necesidades es clave para relaciones sanas y un bienestar emocional auténtico.


Muchas mujeres, por educación o por instinto, desarrollamos una empatía profunda: sentimos lo que otros sienten, nos ponemos en su lugar y queremos estar ahí para ayudar. Y si bien la empatía es una cualidad hermosa y necesaria, también puede volverse una trampa cuando no está acompañada de límites y conciencia. A veces, en nombre del amor, del cuidado o de la comprensión, comenzamos a sacrificarnos, a postergarnos y a desconectarnos de nuestras propias necesidades.

Una empatía equilibrada implica sostener al otro sin cargarlo. Significa poder escuchar sin perderte en su dolor, acompañar sin hacerte responsable de lo que no te corresponde, y cuidar sin dejarte a ti para el final. No es frialdad ni egoísmo: es madurez emocional. Cuando das desde el desborde o desde la culpa, eso que ofreces ya no es genuino, y a la larga genera resentimiento, cansancio o vínculos desbalanceados.

¡Si necesitas sesiones de Life Coaching pincha aquí para más información!

Cultivar esta versión saludable de la empatía requiere un trabajo interno: conocerte, saber cuáles son tus límites, revisar tus creencias sobre el “deber ser”, y recordar que tú también necesitas ser sostenida, respetada y escuchada. Practicar la autocompasión te permite estar para ti como muchas veces estás para los demás.

¡Recuerda! No puedes ser faro para nadie si te estás apagando. Elige ser luz, pero también cuida tu llama. Porque cuando te das lugar, también estás enseñando a otros a respetarte y a quererte en equilibrio.

Cuando ser fuerte se vuelve una carga: aprender a soltar la autoexigencia

Nos enseñaron a ser fuertes.
A rendir.
A no detenernos.
A demostrar que podemos con todo.

Y sin darnos cuenta, convertimos esa fuerza en una exigencia constante. En una presión interna que nos empuja a estar siempre disponibles, resolutivas, impecables… incluso cuando por dentro estamos agotadas, tristes o simplemente necesitamos detenernos.

La autoexigencia muchas veces se disfraza de compromiso, de responsabilidad, de “querer hacer las cosas bien”. Pero hay una línea muy sutil entre dar lo mejor de ti y exigirte más de lo que puedes sostener sin romperte.

¿Cómo se manifiesta la autoexigencia?

  • Dificultad para pedir ayuda.

  • Culpa al descansar o poner límites.

  • Sensación de que nunca es suficiente, por más que hagas.

  • Diálogo interno crítico y severo.

  • Incapacidad para celebrar tus logros.

  • Expectativas imposibles de cumplir contigo misma.

Si te sentiste identificada con alguna de estas frases, no estás sola. Nos pasa a muchas. Yo también he tenido que reaprender a ser amorosamente exigente sin perderme en el intento.

Entonces, ¿cómo soltamos esa carga?

Aquí te comparto herramientas prácticas que pueden ayudarte a transitar desde la autoexigencia hacia el autocuidado consciente:

1. Pregúntate: ¿Desde dónde me estoy exigiendo?
¿Desde el miedo a fallar? ¿Desde la comparación? ¿Desde querer demostrar algo? Ponerle nombre a la raíz te da libertad para elegir otra forma de actuar.

2. Practica la autocompasión
No se trata de ser indulgente o conformista, sino de tratarte con la misma empatía que ofrecerías a alguien que amas. ¿Qué te dirías si fueras tu mejor amiga?

3. Establece expectativas realistas
Está bien tener metas, pero también es necesario honrar tus ciclos, tu energía y tus límites. Ser productiva no es lo mismo que vivir en piloto automático.

4. Crea momentos de pausa conscientes
No solo descanses cuando te sientas al borde del colapso. Aprende a hacer pausas preventivas. Cinco minutos al día de respiración, silencio o escritura pueden cambiar tu estado emocional.

5. Celebra lo pequeño
Reconoce cada avance, aunque sea mínimo. Agradece tu constancia, tu intención, tu capacidad de seguir aprendiendo. La transformación no siempre se ve, pero se siente.

6. Redefine qué significa “ser fuerte”
Hoy creo que ser fuerte no es resistirlo todo, sino saber cuándo parar, pedir ayuda, y darte lo que necesitas sin culpas. Esa es la verdadera valentía.

No necesitas hacerlo todo perfecto para merecer amor, reconocimiento o descanso.
Tu valor no depende de cuánto haces, sino de quién eres. Y tú, incluso en pausa, incluso en días bajos, ya eres digna de todo lo bueno que la vida tiene para ti.

Si esta nota tocó algo en ti, compártela con quienes amas. A veces una palabra a tiempo puede cambiar un día, una vida, una mirada.
Y si aún no me sigues en Instagram, te invito a que lo hagas en @mpblanco, donde comparto herramientas, reflexiones y espacios de encuentro para acompañarte en tu camino de transformación.

Un abrazo cariñoso,
María Paz

Perseverar sin agotarte: El arte de insistir sin perderte en el intento

La perseverancia es una de las grandes fortalezas de las mujeres, pero cuando se vuelve automática y desmedida, puede pasarnos la cuenta. ¿Cómo seguir adelante con propósito, sin caer en la trampa del agotamiento? Descubre cómo perseverar con alma, sin dejarte a ti misma en pausa.

Perseverar es hermoso… hasta que se vuelve agotador. ¿Te ha pasado que sientes que haces, haces y haces, pero a veces ya no sabes ni para qué? Muchas mujeres viven en modo “sostenerlo todo”: familia, trabajo, emociones, sueños, listas infinitas. La constancia parece parte del ADN femenino. Pero, ¿y si te dijera que hay otra forma de ser perseverante sin agotarte en el proceso?

La perseverancia no es ir con los ojos cerrados detrás de una meta, ignorando tus señales internas. Es caminar con conciencia, hacer pausas, reevaluar, ajustar. Porque sí, puedes ser una mujer comprometida y fuerte, y a la vez ser compasiva contigo misma. La clave está en dejar de ver la perseverancia como una carrera de resistencia, y empezar a verla como una danza contigo y tus prioridades reales.

Tres señales de que estás perseverando “de más”:

  • Sientes culpa cuando te detienes o descansas.

  • No recuerdas la última vez que celebraste un logro sin minimizarlo.

  • Sigues en algo solo porque ya empezaste, aunque ya no te haga sentido.

Si te sentiste identificada, no estás sola. Muchas veces nos enseñaron que rendirse es fracasar, pero en realidad, aprender a soltar lo que no va más también es parte de la verdadera perseverancia. No se trata de abandonar por miedo, sino de re dirigir con sabiduría.

¿Entonces, cómo perseverar sin perderte?

  1. Revisa tus motivaciones: ¿Sigues por pasión o por costumbre?

  2. Haz micropausas emocionales: No todo tiene que resolverse hoy.

  3. Valida tus propios logros: Tu camino es tuyo. Lo que para otros es “poco”, puede ser gigante para ti.

  4. Pide apoyo: No tienes que demostrar que puedes sola.

  5. Recuerda tu “para qué”: Esa es la brújula que te devuelve el alma al cuerpo.

Perseverar no debería significar dejarte a ti misma para después. Mereces avanzar con energía, alegría y autenticidad. La verdadera fuerza no está en aguantarlo todo, sino en escucharte, ajustar el rumbo y seguir… sin dejar de ser tú. ¿Lista para seguir caminando, pero esta vez con más conciencia y menos carga?

Las cookies nos permiten ofrecer nuestros servicios. Al utilizar nuestros servicios, aceptas el uso que hacemos de las cookies. Más información.

¡Bienvenida a tu espacio
de transformación!

Suscríbete y recibe contenido exclusivo sobre crecimiento personal, herramientas prácticas para potenciar tu vida y las últimas novedades de mis programas transformacionales.

El cambio que buscas comienza aquí.
Únete hoy.