PÁGINA OFICIAL DE MARIA PAZ BLANCO – PSICÓLOGA – AUTORA BEST SELLER – CONFERENCISTA

¿Y si, sí eres suficiente? Superando el síndrome de la impostora

¿Cuántas veces has sentido que no estás a la altura, a pesar de todo lo que has logrado?

Ese pensamiento persistente de que en cualquier momento alguien va a “descubrir” que no eres tan capaz como aparentas… ese es el síndrome de la impostora. Y es mucho más común de lo que creemos, especialmente entre mujeres sensibles, comprometidas, inteligentes, que quieren hacer las cosas bien.

Yo también lo he sentido. En momentos clave de mi vida, cuando todo indicaba que debía confiar en mí… dudé. Me cuestioné. Sentí que no lo merecía. Y aprendí, con el tiempo, que esa voz interna no era una verdad: era una creencia limitante que necesitaba ser transformada.

¿Qué es el síndrome de la impostora?

Es una sensación interna de no merecimiento, de creer que tus logros se deben a la suerte, a factores externos, o incluso a un “engaño” que estás cometiendo. Es esa voz que te dice: “¿Quién eres tú para lograr esto?” o “No eres tan buena como creen…”

Este síndrome suele afectar especialmente a mujeres que son muy capaces, pero que se han acostumbrado a validarse a través del perfeccionismo y la aprobación externa.

¿Cómo empezar a superarlo? Herramientas prácticas

Aquí te dejo estrategias que aplico personalmente y que recomiendo a mis clientas de sesiones de Life Coaching y mis lectoras:

1. Nombra la voz de la impostora
Dale nombre. Literalmente. Llama a esa voz como quieras: “la crítica”, “la controladora”, “la exigente”. Esto te permite separarla de tu esencia y verla como una parte de ti, no como la totalidad de tu identidad.

2. Lleva un registro de logros
Haz una lista de tus logros, grandes y pequeños. Anótalos con fecha, recuerda cómo lo lograste, qué herramientas internas usaste. Revísala cada vez que aparezca la duda.

3. Reescribe tu diálogo interno
Cambia frases como:
“No soy suficiente” por “Estoy aprendiendo y eso también es válido.”
“Seguro tuve suerte” por “Me preparé, trabajé y esto es fruto de mi esfuerzo.”

4. Habla con otras mujeres
Compartir tu experiencia con otras mujeres (colegas, amigas, redes de apoyo) te hará ver que no estás sola. Muchas sentimos lo mismo, y cuando lo verbalizamos, pierde poder.

5. Recuerda tus valores, no solo tus logros
Más allá de lo que haces, ¿quién eres? Amorosa, comprometida, creativa, perseverante, auténtica… Reconocer tus valores internos te ancla a algo más profundo que el resultado.

6. Aprende a recibir reconocimiento sin justificarte
Cuando alguien te dice: “¡Qué bien lo hiciste!”, no respondas con “¡Ay, fue suerte!” o “No es para tanto…”. Practica decir: “Gracias”, y nada más. Eso también es amor propio.

7. Abraza tu humanidad, no la perfección
El síndrome de la impostora se alimenta del perfeccionismo. Pero la vida real está hecha de errores, aprendizajes, pausas y avances. Permítete ser imperfectamente valiosa.

8. Visualiza a tu “yo segura”
Cierra los ojos e imagina a esa versión de ti que sí se siente capaz, merecedora, confiada. ¿Cómo camina? ¿Cómo habla? ¿Qué decisiones toma? Esa mujer eres tú, ya está en ti. Solo necesitas recordarla.

Superar el síndrome de la impostora no significa que nunca más sentirás dudas. Significa que sabrás cómo responder cuando aparezcan. Que tendrás recursos internos y herramientas para volver a tu centro y decirte a ti misma: “Sí, sí soy suficiente. Sí, sí merezco estar aquí.”

Y quiero que lo sepas hoy:
No necesitas hacer más para merecer amor, respeto y reconocimiento. Ya eres suficientes. Ya vales. Ya puedes… Sólo necesitas empezar a creerlo.

Con toda mi fuerza y mi Fe en ti,
María Paz

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