PÁGINA OFICIAL DE MARIA PAZ BLANCO – PSICÓLOGA – AUTORA BEST SELLER – CONFERENCISTA

Mitad de año: un llamado a pausar y reflexionar

El año avanza. Sin darnos cuenta, llegamos a junio. Y, aunque muchas veces seguimos corriendo hacia lo que viene, yo quiero invitarte a detenerte un momento. No para mirar con juicio lo que no hiciste o lo que crees que podrías haber hecho mejor, sino para respirar, mirar hacia adentro y reconectar con lo que verdaderamente importa para ti.

Este no es un punto final. Es una pausa consciente.

Llegar a la mitad del año no significa que “el tiempo se está acabando” o que hay que correr para cumplir lo que aún no has logrado. Al contrario: es una oportunidad valiosa para ajustar, reorientar y agradecer.

A veces, seguimos en automático. Cumplimos tareas, cumplimos roles… y nos desconectamos del propósito con el que comenzamos. Por eso, este es un momento perfecto para preguntarte con honestidad:

  • ¿Cómo me siento hoy con la persona que estoy siendo?

  • ¿Qué partes de necesitan cuidado, validación o descanso?

  • ¿Qué quiero soltar para vivir más ligera y en paz?

Reflexionar no es mirar atrás con culpa. Es mirar con conciencia.

Hacer una pausa a mitad de año no es hacer un juicio. Es observar. Es permitirte ver con compasión tu proceso, reconociendo tanto los avances como los tropiezos. Es darte permiso para redefinir el camino si es necesario, y recordar que estás a cargo de tu historia.

Hazte un regalo esta semana: encuentra un espacio para ti. Un cuaderno, una taza de té, diez minutos de silencio. Y hazte estas tres preguntas simples:

  1. ¿Qué de lo vivido en estos seis meses me llena el corazón?

  2. ¿Qué aprendí de en este tiempo?

  3. ¿Qué intención quiero sembrar para los meses que vienen?

Cuidarte mientras progresas…

La verdadera plenitud no está en cuántas metas cumpliste, sino en cómo te sientes contigo misma mientras las transitas. Si estás cansada, permítete descansar. Si necesitas volver a empezar, hazlo desde el amor. La mitad del año no es una meta. Es un puente hacia lo que quieres seguir construyendo.

Haz de esta pausa un ritual. Una oportunidad para escucharte sin prisa. Para reconectar con tu luz y tu verdad.

Gracias por estar aquí. Que este nuevo tramo del año te encuentre más conectada contigo, más liviana y con la certeza de que cada paso —incluso los más inciertos— también es parte del camino.

Un abrazo,

María Paz

Cuando ser fuerte se vuelve una carga: aprender a soltar la autoexigencia

Nos enseñaron a ser fuertes.
A rendir.
A no detenernos.
A demostrar que podemos con todo.

Y sin darnos cuenta, convertimos esa fuerza en una exigencia constante. En una presión interna que nos empuja a estar siempre disponibles, resolutivas, impecables… incluso cuando por dentro estamos agotadas, tristes o simplemente necesitamos detenernos.

La autoexigencia muchas veces se disfraza de compromiso, de responsabilidad, de “querer hacer las cosas bien”. Pero hay una línea muy sutil entre dar lo mejor de ti y exigirte más de lo que puedes sostener sin romperte.

¿Cómo se manifiesta la autoexigencia?

  • Dificultad para pedir ayuda.

  • Culpa al descansar o poner límites.

  • Sensación de que nunca es suficiente, por más que hagas.

  • Diálogo interno crítico y severo.

  • Incapacidad para celebrar tus logros.

  • Expectativas imposibles de cumplir contigo misma.

Si te sentiste identificada con alguna de estas frases, no estás sola. Nos pasa a muchas. Yo también he tenido que reaprender a ser amorosamente exigente sin perderme en el intento.

Entonces, ¿cómo soltamos esa carga?

Aquí te comparto herramientas prácticas que pueden ayudarte a transitar desde la autoexigencia hacia el autocuidado consciente:

1. Pregúntate: ¿Desde dónde me estoy exigiendo?
¿Desde el miedo a fallar? ¿Desde la comparación? ¿Desde querer demostrar algo? Ponerle nombre a la raíz te da libertad para elegir otra forma de actuar.

2. Practica la autocompasión
No se trata de ser indulgente o conformista, sino de tratarte con la misma empatía que ofrecerías a alguien que amas. ¿Qué te dirías si fueras tu mejor amiga?

3. Establece expectativas realistas
Está bien tener metas, pero también es necesario honrar tus ciclos, tu energía y tus límites. Ser productiva no es lo mismo que vivir en piloto automático.

4. Crea momentos de pausa conscientes
No solo descanses cuando te sientas al borde del colapso. Aprende a hacer pausas preventivas. Cinco minutos al día de respiración, silencio o escritura pueden cambiar tu estado emocional.

5. Celebra lo pequeño
Reconoce cada avance, aunque sea mínimo. Agradece tu constancia, tu intención, tu capacidad de seguir aprendiendo. La transformación no siempre se ve, pero se siente.

6. Redefine qué significa “ser fuerte”
Hoy creo que ser fuerte no es resistirlo todo, sino saber cuándo parar, pedir ayuda, y darte lo que necesitas sin culpas. Esa es la verdadera valentía.

No necesitas hacerlo todo perfecto para merecer amor, reconocimiento o descanso.
Tu valor no depende de cuánto haces, sino de quién eres. Y tú, incluso en pausa, incluso en días bajos, ya eres digna de todo lo bueno que la vida tiene para ti.

Si esta nota tocó algo en ti, compártela con quienes amas. A veces una palabra a tiempo puede cambiar un día, una vida, una mirada.
Y si aún no me sigues en Instagram, te invito a que lo hagas en @mpblanco, donde comparto herramientas, reflexiones y espacios de encuentro para acompañarte en tu camino de transformación.

Un abrazo cariñoso,
María Paz

Las cookies nos permiten ofrecer nuestros servicios. Al utilizar nuestros servicios, aceptas el uso que hacemos de las cookies. Más información.

¡Bienvenida a tu espacio
de transformación!

Suscríbete y recibe contenido exclusivo sobre crecimiento personal, herramientas prácticas para potenciar tu vida y las últimas novedades de mis programas transformacionales.

El cambio que buscas comienza aquí.
Únete hoy.